La culpa es de todos
hace 52 meses.

Once contra uno y un chico muerto a la salida de un boliche. Compartimos la opinión de Eduardo Cazenave, fiósofo y educador, acerca de las responsabilidades de cada uno para crear una sociedad menos violenta.


La culpa no es del rugby. Es un deporte de contacto, pero con reglas claras, de compañerismo, cuidado de la salud, superación personal, respeto al rival y al árbitro. 


La culpa no es de los colegios. Allí se imparten conocimientos, valores, amistad y se aprenden las normas de convivencia de toda sociedad.

La culpa no es de las familias. Los padres enseñan a amar, compartir, ser felices, convivir entre hermanos, respetar a los mayores y a la autoridad.

La culpa no es del alcohol. Es una sustancia de consumo libre para todo adulto que con libertad puede consumirla cuidándose y cuidando a otros.

La culpa no es de los boliches. Ahí adentro hay seguridad, cuidado de los espacios y de las personas. Cualquier inadaptado es identificado y separado inmediatamente respetado las normativas vigentes.

La culpa no es del estado. Se controlan los espacios públicos acorde a las leyes. Las leyes son las adecuadas. El personal está capacitado y al servicio de la gente.

La culpa no es de los medios de comunicación social. Ellos solo muestran las cosas que pasan y no son responsables de los valores que los hechos o ficciones trasmiten.

La culpa no es de nadie, y así se nos seguirán muriendo los hijos de alguien…

O bien…

El rugby debería revisar la conducta de sus jugadores fuera de la cancha, preguntándose por qué son protagonistas habituales de hechos de violencia y profundizar aún más mucho lo que ya están haciendo porque no estaría dando los resultados esperados.

Los colegios deberían involucrarse más con los padres para ver como enseñar a los chicos a cuidarse, a respetarse, a promover la paz y la integración armoniosa de unos con otros, respetando y abrazando las diferencias. 

Las familias podrían mirar hacia adentro, viendo si tal vez no falten más límites, autoridad paterna, acompañamiento cercano a los hijos con normas claras y consecuencias en casa cuando las mismas no se cumplen.

El alcohol es de consumo libre, pero habrá que revisar que mensajes son los que promueven los que lo venden, que medidas se toman cuando se exceden, que acceso se tiene a las bebidas. Con el cigarrillo el mensaje es más claro. Con el alcohol no.

Los boliches deberán revisar si cuidan a los chicos o se cuidan ellos, sacándolos afuera y que se maten solos. Revisar la cantidad de personas que hay adentro, los horarios, las edades y la función de sus “patovicas”.

El estado deberá revisar su presencia, sus mensajes, sus controles, sus leyes y las sanciones para todo aquel que no cuide la salud de los demás, en especial de los niños y jóvenes.

Los medios de comunicación tienen un rol fundamental para enseñar, promover valores y conductas, y revisar entonces los mensajes que dan, tanto quienes están frente al micrófono como el de sus anunciantes.

Entonces, tal vez así, entenderemos que el problema no es uno, son muchos, y que no se trata de buscar culpables o correrse de la culpabilidad.

Se trata de mirar hacia adentro, de cambiar conductas, de ser ejemplo, de hacer algo distinto porque lo que hacemos hasta ahora no está dando resultado.

Se trata de cuidar a mis hijos, a tus hijos, a nuestros hijos, a los hijos de todos.

Hoy, para otra familia, ya llegamos tarde. 

¿Vamos a seguir pensando que no tenemos la culpa?

Eduardo Cazenave

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